Según los motivos de implantación
recogidos en la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), “Todos
los estudiantes tienen talento, pero la naturaleza de este talento difiere
entre ellos […]La
lógica de la reforma se basa en la evolución hacia un sistema capaz de canalizar
a los estudiantes hacia las trayectorias más adecuadas a sus capacidades, de forma que puedan hacer
realidad sus aspiraciones y se conviertan en rutas que faciliten la empleabilidad y estimulen el
espíritu emprendedor a través de la posibilidad, para los alumnos y sus padres o tutores, de elegir
las mejores opciones de desarrollo personal y profesional.”.
Por lo que tras realizar un juicio crítico reflexivo sobre el sentido oculto de
los motivos esgrimidos, consideramos que esta ley o proyecto de ley, afectaría
a la Organización Escolar en cuanto que usa el reconocimiento de diferentes
niveles de talento para segregar, diferenciar al alumnado según sus capacidades
excusándose en la empleabilidad dando, aparentemente, las mismas posibilidades
para que los alumnos, y sus padres o tutores puedan “elegir las mejores
opciones de desarrollo personal y profesional”. Cuando la realidad muestra que
no todos los alumnos tienen las mismas posibilidades y recursos como para tener
capacidad de elección sobre el tipo de educación que más les convenga o se
adapte a su capacidad y rendimiento, pues esto está solo al alcance de un
sector de población que no es la mayoría, ayudando de esta manera a acentuar la
polarización entre grupos sociales. De la misma manera, terminaría
repercutiendo en la propia práctica docente ya que la distribución de los
alumnos en “Escuelas Instrumentales” y “Escuelas Intelectuales” hará que los
Centros cuyos alumnos no tengan el talento “predeterminado” para dedicarse a
tal o cuál estudio. Además de por condiciones socioeconómicas familiares se
verán obligados, y limitados, a estudiar en el Centro más cercano a sus
domicilios y ahí se reunirá a todos los alumnos con un nivel similar mientras
que los “de verdadero talento” y con facilidad para acceder a recursos
estudiarán en otro Centro, rodeado de sus “iguales” dentro de la desigualdad
que esto supondría.
Imagen extraída de: pressenza.com
"El
reconocimiento de esta diversidad ente alumnos en sus habilidades y
expectativas es el primer paso de cara al desarrollo de una estructura
educativa que contemple diferentes trayectorias.” Rendimiento, estándares,
mejorar la calidad, metas, resultados, expectativas, talento y competir con
éxito son algunas de las expresiones que constantemente emplea la LOMCE en su
propuesta de ley, por lo que se podría considerar que lejos de buscar la
igualdad de oportunidades educativas de la mayoría de la sociedad se encuentra
orientada a la promoción de una pequeña élite socioeconómica que no representa
la situación general del resto de la población. De esta manera influiría en la
Organización Escolar pues los estudiantes que no logren los resultados que se
consideran adecuados para el nivel educativo no conseguirán promocionar en un sistema
excesivamente resultadista que no tiene en cuenta el proceso de enseñanza –
aprendizaje o el origen socioeconómico del alumnado, la organización escolar se
convertirá en elitista.
La LOMCE genera altas expectativas a
la totalidad de la población estudiantil sin tener en cuenta las diferencias de
talentos existentes, lo que significa que no todos podrán conseguir el éxito propuesto
en la Ley: “Mejorar el nivel de los
ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de
trabajo de alta cualificación, lo
que representa una apuesta por el crecimiento económico y por un futuro
mejor”. De esta manera se excluye a la mayoría de los estudiantes de
participar en ese crecimiento económico y se reducen las opciones de optar a un
futuro mejor, ya que no todos podrán acceder a trabajos de alta cualificación.
Por querer mejorar los resultados unos pocos alumnos o alumnas excelentes se
abandona al resto y dificulta las ambiciones del alumnado.
Una
de las principales novedades de esta Ley respecto a la anterior, es la
introducción de las evaluaciones externas, al final de cada etapa (Primaria,
Secundaria y manteniendo la del Bachillerato) con el fin, según expone la ley
para “mejorar la calidad educativa”. Sin embargo, este cambio va
orientado, más que a mejorar la Educación, a mejorar la representación del país
en las evaluaciones externas internacionales (PISA). Esto repercute
directamente en la Organización del contenido a impartir en las diferentes
etapas pues, si de hecho, Segundo de Bachillerato se enfoca de manera exclusiva
en cómo afrontar la Prueba de Acceso a la Universidad y en preparar a los
alumnos para superarla, con la introducción de estas nuevas evaluaciones en los
niveles considerados, el proceso de enseñanza-aprendizaje estará afectado y
condicionado al contenido necesario para poder superar con éxito estos nuevos
exámenes externos con el fin de poder continuar promocionando dentro del
sistema educativo. El conocimiento que pueda adquirir el alumnado se verá
reducido exclusivamente a aquello que solicita el examen.
Para
aquellos alumnos que no logren aprobar estas evaluaciones no se plantea ninguna
alternativa de apoyo más que, manteniéndolos dentro del sistema educativo,
derivarlos a Ciclos de Formación Profesional: “El éxito de la propuesta de
evaluaciones consistirá en conseguir que ningún alumno encuentre ante ellas una
barrera insoslayable. Cada prueba debe ofrecer opciones y pasarelas, de manera
que nadie que quiera seguir aprendiendo bajo ningún concepto pueda quedar fuera
del sistema”. No especifican qué aprender, por lo que intuimos que esto es
un método para filtrar al alumnado que sí tenga aptitudes para desarrollar
estudios académicos intelectuales.
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Bibliografía Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España. Anteproyecto ley LOMCE. Recuperado el 14-02-14.
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