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En la película La
educación prohibida expertos de España y países de Latinoamérica nos invitan
a hacer una reflexión, sobre cómo es la Escuela en la actualidad, definiéndola
rotundamente como aburrida, repetitiva y homogeneizadora. Fernando Jorquera la
define a este modelo de educación Taylorista como Administrativa, pues el
profesorado da las clases, el alumnado recibe la información que puede, ambos
se marchan cuando la jornada se acaba y al día siguiente se repite el ciclo. Se
aplica un simple sistema de repetición que no deja cabida a la espontaneidad y
la creación en contra de la educación como descubrimiento no como
interiorización de verdades.
“En la Escuela todos tienen que
querer hacer lo mismo”
pero, no todos los niños tienen los mismos intereses, a todos no les gusta el
Conocimiento del Medio, las Matemáticas o el Inglés por igual. Cuando aplicamos
la lógica racionalista a la Escuela, aquellos que no asumen los conocimientos
que le han sido impuestos en la Escuela, acaban siendo excluidos del propio
Sistema en un afán modelador e igualatorio del alumnado. Así, la Escuela es
conocida como la primera institución socializadora con la que se encuentra el
ser humano, pero también de exclusión social, pues selecciona el tipo de
personas que está encaminado a llegar a la universidad y, por otro lado, otro
tipo de personas abocados a otro tipo de trabajos más precarios (Mateu, Jordi).
La Escuela de la antigua Grecia surge como el lugar
al que ir a charlar y compartir experiencias y conocimientos. Ir obligado era
de esclavos. En Esparta, en cambio, era un proceso militar que desechaba a los
menos válidos. El fin de la educación era totalmente diferente y, como tal,
diferente es el camino a seguir pero, en la actualidad no ha cambiado tanto
respecto a la moral espartana solo que, en lugar de obtener del Sistema
Educativo soldados que defiendan Esparta, se produce mano de obra que legitime
el capitalismo y el orden jerárquico y la posición de la élite en la sociedad.
Imagen extraída de: mundonuevo.cl |
Hasta tal punto se encuentra cuestionada la práctica
escolar en la sociedad que se ha llegado incluso a considerar que la
Institución Escolar es conveniente para el desarrollo de la sociedad misma,
pero no necesaria (Calvo, Carlos). Es decir, se plantea en este momento el
interrogante de la conveniencia, o no, de la Escuela en la Educación del niño.
Esto se debe a que en los colegios no se ha logrado conocer verdaderamente al
niño. Se ha reducido todo a un libro de texto obligatorio, a las actividades
tres, cuatro y cinco de la página veintiocho del mismo. Las mismas actividades,
para los mismos, pero diferentes alumnos.
Video de Youtube
Por eso, debemos evitar caer en el fácil
razonamiento de entender que es el estudiante el que fracasa, ya que éste no ha
sido atraído por la Escuela, ni siquiera, motivado para seguir en ella, pues
muchos profesores ven el abandono como un alivio, “por fin podré dar clases”
podrán pensar algunos, cuando la realidad es que, son las Escuelas, es el
sistema educativo el que no se plantea de la manera más adecuada qué hacer, ni
cómo, ni cuándo. Todo queda recogido en el currículum, y el que no sea capaz de
superarlo, dudosamente logrará el éxito educativo y, mientras sigan siendo los
administrativos los que piensen realmente sobre la educación, ésta seguirá
fracasando continuamente.
La Escuela se ha centrado en una serie de materias
de suma importancia que logran un conocimiento tan abstracto que se pierde el
sentido del mismo, ignorándose así, la pregunta que prácticamente todos los
estudiantes le hacen a sus profesores/as ¿Y eso para qué me sirve?
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