La
educación no se basa solamente en transmitir conocimientos sino, también, en
enseñar a los/as alumnos/as buenos valores para vivir en sociedad y saber comportarse
en la vida cotidiana afrontando mejor los retos que se les plantean. Hasta hace
20 años muchos centros educativos carecían de este hecho, los docentes se
implicaban con los estudiantes, pero priorizando sus preferencias, considerando
más relevante los aspectos cognitivos, fundamentalmente el objetivo era conseguir
buenos resultados y rendimiento educativo.
Imagen extraída de: ahorasoymama.com |
Es
necesario hacer conocer a los estudiantes desde la primera etapa escolar,
cómo se siente y qué es lo que piensan, y a su vez el entorno que les rodea. Por
tanto, es fundamental fomentar las relaciones interpersonales entre los/as alumnos/as,
desarrollando así su aprendizaje aprendiendo a vivir juntos, participando y
colaborando en las actividades cotidianas, y también a ser autónomo, y para
ello hay que saber reconocer las emociones y sentimientos, por lo que es
necesario profundizar en los valores y el respeto de los niños, para que
adopten actitudes adecuadas.
“El Informe Delors (UNESCO 1998) afirma que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional.”[1]
En ocasiones, la inexistencia de la motivación por parte del alumnado, y los inadecuados comportamientos o conflictos, se les relaciona con familias desestructuradas o de clase baja o incluso a la mala educación por parte de los padres y madres. Para “Moreno (1998) muchos de estos problemas serían mayoritariamente consecuencia del escaso conocimiento emocional que poseemos de nosotros mismos y de los que nos rodean. A lo largo de toda la vida se pueden producir conflictos que afectan al estado emocional y que requieren una atención psicopedagógica.”[2]
En 1993,
gracias a la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, publicada por
Goleman, los centros educativos empezaron a darle importancia a la educación
emocional, considerándola como fundamental dentro del proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Imagen extraída de: bibliodiversia.com |
Para Rafael
Bisquerra, catedrático de Orientación Psicopedagógica en la Universidad de
Barcelona, la educación emocional es la creación de un aprendizaje que cumple
con las necesidades sociales no atendidas del alumnado en los centros
educativos. La implantación de esta educación ha supuesto actualmente, la
mejora del bienestar personal y social.
Para
desarrollar y entrenar la inteligencia emocional de los niños tenemos que tener
en cuenta unos aspectos básicos, concretamente cuatro. Las emociones propias
son imprescindibles para conocernos a nosotros mismos y a su vez, que los que
nos rodean interpreten nuestros sentimientos. También es fundamental la
autobservación identificando así las emociones, y la empatía para poder
comprender cómo se están sintiendo las demás personas. La autoregulación es
otro de los pilares esenciales que forma parte de la práctica de esta educación,
facilitando habilidades para conseguir que controlen sus emociones y siendo capaz
de expresarse, canalizando sus sentimientos de manera que mejore las relaciones,
alcanzando así sus metas y aumentando su motivación y autoestima. Además, se
puede desarrollar estos conocimientos, realizando actividades que se adecuen a
los intereses de los niños, y dónde puedan expresarse, como por ejemplo el
baile.
En definitiva,
la asertividad, la empatía, la autorregulación, la autoestima y otras habilidades
sociales, como se ha mencionado anteriormente, pueden enseñarse y llevarse a
cabo de la misma forma que otros tipos de conocimientos. Pero como hace años la
educación emocional no se llevaba a cabo en el sistema educativo, en la
actualidad muchas personas pueden que no tengan el desarrollo adecuado de
emociones, por lo que pueden llegar a ser competencias desconocidas.
La enseñanza que deja huella no es la
que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón. Howard G. Hendricks.
Imagen extraída del Twitter: @tiching |
[1] COLLELL, J., ESCUDÉ, C. (2003). La
educación emocional. Revista de los
maestros de la Garrotxa, año XIX. pp. 1. Recuperado el 10.03.2014 de:
www.xtec.cat/~jcollell/ZAP%20Trac.pdf
[2] COLLELL, J., ESCUDÉ, C. (2003). La
educación emocional. Revista de los
maestros de la Garrotxa, año XIX. pp. 1. Recuperado el 10.03.2014 de:
www.xtec.cat/~jcollell/ZAP%20Trac.pdf
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